martes, 15 de diciembre de 2015

Hablemos de las fiestas decembrinas.

Empecemos por decir que Diciembre es un mes polémico, tiene sus fieles amantes que esperan todo el año a que llegue y sus detractores, que odian todo lo relacionado a sus fiestas, en especial La Navidad. La verdad es que este mes es un mes de muchas intensidades y de extremos claramente identificables:


Los que amamos la Navidad



Este grupo no es homogéneo porque va desde las personas que disfrutan de compartir con sus seres queridos encuentros, tradiciones familiares y evaluaciones internas para reajustar metas y logros, actos que llevan a cabo con la mayor naturalidad y honestidad del caso, hasta gente que espera todo el año porque vuelva la Navidad, decoran temprano y/o exageradamente sus hogares, gastan muchísimo dinero en obsequios y comida y parecen que nunca están de mal humor en estas fechas.
Indistintamente hacia el lado de la balanza a la que te inclines, si estás en este grupo eres de las personas que también el resto del año se caracterizaron por tener buen humor y que tienes una visión positiva en la vida que se exalta en la época navideña.


Los que odian la Navidad


Al igual que el grupo anterior, tampoco es homogéneo, va desde las personas que simplemente no se cautivan por la alegría que despiertan estas fiestas y por lo tanto no entienden porqué el otro si, hasta las personas que critican y rechazan profundamente el bienestar que expresa el otro, donde puede suscitarse sentimientos de depresión, envidia y rabia y muchas veces la persona ni siquiera está consciente del proceso.
Los pertenecientes a este grupo tienen razones que responde a sus experiencias previas de vida, quizás no les guste por dolor (recuerdan a un ser querido que ya no está), porque afecta sus valores personales (ve personas gastando mucho dinero en vez de ayudar al necesitado), por frustración (sus experiencias de vida no han sido lo suficientemente placenteras para aprender a disfrutar de la Navidad), por soledad (no disponen de personas cercanas para compartir en las fechas) y por último, una de las que está más de moda en el país, por problemas económicos (no dispones de dinero y/o productos para desarrollar una fiesta tradicional decembrina, más o menos aceptable).


Cerca de nosotros siempre hay un "Grinch"


¿Qué debemos hacer con los "Grinches" cercanos a nosotros? 
En principio ser muy respetuosos, no criticarlos por su estado emocional, ni convencerlos con "palabrerías" de lo bueno que son estas fiestas.
Pregúntale qué es lo que no le gusta de la época y ser un excelente "escucha". Respeta sus silencios.
Invítalo a una cena, almuerzo o simplemente a compartir un rato, si es posible, en una actividad con pocas personas, para que no se abrume.
Dale comprensión y regálale sonrisas o abrazos (este último, si existe la cercanía)... eso es lo que necesita.
Ahora si necesitas estallar de felicidad por las fiestas y no puedes ser comedido con esta persona, ve comparte, ríe, habla, baila con otros y luego retoma tu acercamiento con sosiego.
Nuestro bienestar depende de nosotros, sólo que hay personas que necesitan un empujoncito para agarrar la senda.