domingo, 21 de agosto de 2011

Querido diario...

uchas personas creen que no pueden llevar un diario, que no tienen nada importante que escribir o no consiguen el momento, pero definitivamente, esto es una necesidad que crece con el tiempo cuando descubres que la revisión de esos escritos te ayuda a verte desde otro ángulo, te permite comprenderte, estar en constante revisión y por supuesto, comprobar la evolución del ser, cuánto se ha cambiado, cuánto se ha madurado.
Con el diario puedo hacerle seguimiento a mis sueños, a mis proyectos y al tenerlos registrados puedo tener la distancia necesaria para evaluarlos constantemente y modificar lo necesario. También, puedo hacer lista de tareas y de cosas pendientes.
Voy a mostrar una serie de agendas que he estado llevando a manera de diario, y podrán observar que comencé con aspectos muy simples como registros, y notarán también, cómo se fueron transformando en escritos cada vez más complejos. 

Se puede observar en esta imagen, que mis primeros intentos de registro, se concentraban en hechos y compromisos que me resultaban importantes; no era tan consecuente, ya que a mitad de año dejaba de escribir.

En la agenda del año 2004 comienzan a aparecer pensamientos, sentimientos y en el ejemplo que tomé: preocupaciones. Aquí comenzó el registro a ser más personal, sin abandonar hechos y compromisos. Pero al año siguiente volví sólo a registrar éstos últimos. En el 2007 reaparece la necesidad de registrar algo más que citas y descubro lo cómodo que me resultó este formato.
En el 2008, la necesidad es apremiante y decido registrar hechos y compromisos con un color y pensamientos y sentimientos con otro, y como escribí, escribí y escribí, al año siguiente (2009) pasé a un formato más grande: un día por página, pero volví a los más estructurados (2010), debido a un regalo que me hicieron y que me gustó muchísimo.
Este año, bueno, llevo dos registros distintos, mi diario, en el que escribo mis sentimientos, pensamiento y proyectos, y la agenda de Outlook, para apuntar las citas y compromisos.
Como ven, comencé escribiendo poco y ahora llevo dos simultáneos, bueno tres, porque mi cuaderno de calcomanías lo trabajo constantemente.
¡Anímate!


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