La honestidad... para mí uno de los valores fundamentales en el desarrollo de cualquier ser humano. Como principio, si eres una persona honesta, no tendrías problemas para profundizar en tu crecimiento personal, para llevar un registro o diario y mucho menos para darte cuenta de los aspectos positivos y negativos de tu proceso.
La mayoría de las personas que conozco y que les interesa llevar registros quieren mejorar algo en sí mismos, es decir, quieren cambiar, aspecto que sólo alcanzan con trabajo honesto. ¿Qué quiero decir con ésto? Que si eres honesto con tus pensamientos, creencias y sentimientos, podrás visualizar la meta, y por lo tanto podrás planificar y ejecutar acciones progresivas para alcanzarla.
Si tomas como principio fundamental la honestidad, también lo serás con los demás y tendrás la necesidad de ser congruente, otro valor que se manifiesta en el hacer lo que profesas. Pero eso sí, no confundas la honestidad con la agresividad o la falta de asertividad (de tacto), ya que se puede ser honesto sin necesidad de herir a otros.
La honestidad también te puede permitir alcanzar otros valores como la responsabilidad, y lo que yo llamo la consciencia del otro, que no es otra cosa que darse cuenta de las acciones, pensamientos y creencias de otra persona, esa capacidad que permite establecer las diferencias y semejanzas que permiten reconocerse en el otro humano.
La honestidad de tu ser facilita tu evolución y el registro de los aspectos relevantes de tu vida facilita la reflexión de tu proceso.
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